viernes, 27 de marzo de 2009

Empty Bottle




Veía una película en la que mostraban una escena en la que habían cuatros mujeres en un bar con sus amigas, hablaban de sexo y lo típico…Pero lo que me dejo pensando fue que luego una de las mujeres despertaba en una cama con un tipo, obviamente una aventura de una noche y parecía confundida y algo decepcionada. Entonces ella comenzó a vestirse mientras el seguía dormido y luego ella se fue. Se veía caminando en la calle, sola, perdida, típica pinta trasnochada, casi sin maquillaje y despeinada apenas despertando.

Entonces, pensé en eso, en el momento de abrir los ojos, en el “Luego de…”, en la sensación, en lo que queda, los residuos de lo que trajo la noche, de la aventura y lo loco de dejarse llevar por los impulsos, por los excesos, por la estupidez, por lo que sea.

No todo es simple diversión, no es divertido en todo momento, no todo es satisfactorio.

Vacío, así se siente todo a la mañana siguiente, así se siente luego de la aventura y lo divertido de la locura. Porque no es real, porque no hay amor, no hay pasión real, sabes que no habrá un abrazo seguro y sabes que a la mañana no habrá un beso de buenos Díaz, ni un desayuno. Solo quedara el concho de la botella, el olor a cigarros en el pelo y la resaca.

Cuando la aventurilla es mas bien por tratar de sentir algo que por pasar un buen rato quedara el dolor de cabeza y los remordimientos, la depresión, el saber que no encontraste lo que buscabas, saber que no es la forma de encontrar cariño, y que al amante del momento no le importara a que hora te fuiste mientras el seguía durmiendo placidamente.

Al final de la noche, al final de la botella. Sola, y miserablemente perdida en ti.

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